Hay exposiciones que se quedan contigo mucho después de haberlas visto. “Bocamina”, de Virginia Ledesma, es una de ellas. Desde el Museo Regional de Querétaro, la artista queretana nos lleva directo a las entrañas de las minas de San Joaquín y Vizarrón con una propuesta visual que toca fibras profundas: la tierra, la historia, la identidad.
La sala se llena de paisajes que no solo se miran, sino que se sienten. Son cuadros con técnicas y formatos diversos, que juegan con luces, texturas y colores como el blanco del mármol o el bermellón del cinabrio. En cada trazo se percibe una conexión honesta con la tierra, una especie de nostalgia que no es tristeza, sino memoria viva.
Virginia, nacida en San Joaquín, no solo pinta lo que ve. Pinta lo que significa. Su estilo es limpio, sin adornos ni exageraciones, pero al mismo tiempo está cargado de fuerza. Hay una belleza silenciosa que atrapa. Y es que no busca impresionar con recursos técnicos, sino emocionar con autenticidad.
La exposición no se queda en la superficie del paisaje minero de la Sierra Gorda o el semidesierto queretano. Hay algo más profundo: una exploración afectiva, un registro que combina lo documental con lo poético, lo visual con lo emocional. Todo el montaje invita a mirar lento, a observar con pausa, casi como si uno pudiera escuchar la historia que hay detrás de cada pintura.
Virginia Ledesma es una artista con una trayectoria sólida. Fue la primera queretana en ganar el concurso del Sistema Nacional de Creadores de Arte FONCA en 2019 y ha expuesto en espacios de gran relevancia como el Museo Rufino Tamayo, el Museo Casa Diego Rivera, y en Galicia, España. Su obra ya forma parte de colecciones en México, Puerto Rico, Estados Unidos y Europa.




