Claudia Sheinbaum negó que el Gobierno federal esté bloqueando o apropiándose de la ayuda ciudadana enviada a las zonas afectadas por las lluvias. Sin embargo, confirmó que toda la asistencia debe canalizarse exclusivamente a través de la Secretaría de la Defensa Nacional y la Marina, las únicas instituciones autorizadas para recibir y distribuir donativos.
El mensaje, presentado como un llamado a la coordinación, refuerza en realidad la concentración del control gubernamental sobre la ayuda humanitaria. La presidenta insistió en que los apoyos se distribuirán “según las necesidades de cada región”, pero no aclaró por qué se impide el ingreso de particulares o voluntarios independientes, como denunció recientemente el youtuber Yulay.
Sheinbaum afirmó que no existe un reporte oficial sobre el caso y pidió que el creador de contenido se comunique directamente con el Gobierno para revisarlo. No obstante, los testimonios de ciudadanos y organizaciones civiles que fueron bloqueados en retenes o redirigidos a centros de acopio oficiales contradicen su versión.
El discurso presidencial busca presentar un gobierno organizado y eficiente, pero el control total sobre la entrega de apoyos deja ver un patrón de desconfianza hacia la sociedad civil. La narrativa del “Estado ordenado” parece imponerse incluso sobre la urgencia humanitaria, priorizando la imagen del gobierno por encima de la rapidez en la atención a damnificados.