Gerardo Fernández Noroña dejó claro que no seguirá la austeridad que su partido exige al gobierno. El diputado defendió su residencia en Tepoztlán valuada en 12 millones de pesos y negó contradicciones.
En un evento en el Senado, la estudiante Victoria Montes de Oca cuestionó la congruencia de su discurso. El legislador respondió sin titubeos: “El error es confundir austeridad pública con austeridad personal. Yo no tengo ninguna obligación de ser austero, las políticas públicas son las que son austeras”.
Noroña subrayó que sus bienes derivan de su trabajo y sueldo, asegurando que, si no fuera así, estaría en la mira de la justicia. “Mientras vivía en una vecindad eso les parecía bien, pero que yo tenga una casa en Tepoztlán o una camioneta Volvo ya lo ven como un pecado. Eso es clasismo y racismo”, afirmó con tono desafiante.
El diputado reprochó la doble moral que lo critica por tener un patrimonio, mientras otros políticos ostentan lujos mucho mayores sin recibir el mismo escrutinio. Según él, el debate no está en su propiedad, sino en la falta de coherencia en la exigencia pública de austeridad, donde él se asume exento.
La declaración desnuda una contradicción: un partido que promueve la austeridad frente a un representante que la niega en lo personal. La defensa de Noroña expone la distancia entre el discurso político y la práctica de quienes lo emiten.



